No me
gusta ser ANTI. Es mucho mejor ser PRO. En muchos casos se trata de una simple
cuestión semántica pero en otros conlleva muchas asociaciones, en la mayoría de
los casos negativas. ¿Es lo mismo un antitaurino que un animalista? ¿Ser
antiviolento que pacifista? ¿Estar en contra de Israel que ser Pro Palestino?
Cuando
a Israel le da por sacar su instinto homicida/genocida y empieza con su
limpieza étnica, en otras partes del mundo se grita ‘Free Palestina’. No me
gusta la guerra, no me gusta que maten niños, no me gusta el apartheid, no me
gustan los comportamientos fascistas ni los matones. Con lo cual no puedo decir
que me guste Israel. De hecho detesto su historia y en lo que se ha convertido.
No me gusta hasta tal extremo que podría decir que ‘odio Israel’. Odio el
concepto de sionismo y odio lo que la gente hace en nombre de un dios o una
religión, en definitiva, en nombre de otros.
Sin la
intervención de Israel, Palestina podría ser un estado musulmán como cualquier
otro. Con mujeres tapadas por la calle y con costumbres medievales. También
podría ser un estado laico moderno que no se inmiscuye en las vidas privadas y
espirituales de sus habitantes. Lamentablemente para los habitantes árabes de
Palestina y para el resto del mundo, se creó el Estado de Israel.
Los
israelíes están educados en el odio. Un odio irracional que la sociedad les
inculca les convierte en criaturas enajenadas que dicen cosas como las que vemos
estos días: “Mañana no habrá clase en Gaza porque no quedarán niños”, “Mata a una árabe embarazada y ahorra una bala”,
“Si mueren bebés es porque los terroristas los usan como escudos humanos”,…
¿qué es lo que le hace a una persona cabal decir estas cosas?
En
primer lugar decir que la locura no deja de ser un término subjetivo. Yo podría decir que está mal matar y mucho más matar indiscriminadamente. Si viviera en
un país que desde la guardería se me enseña que eso está bien, yo podría decir que no
pero el resto de los niños diría que sí. Yo sería el loco.
Así que
nos encontramos con un país en el que sus ciudadanos son personas que el resto
del mundo considera enajenadas, que se les inculca el odio a sus vecinos y la
necesidad imperiosa del genocidio para a supervivencia. Una sociedad que se
considera un pueblo elegido por dios y que guarda el rencor acumulado de miles
de años de vejaciones. Gente que no entiende por qué el resto del mundo los
odia y se refugia en la irracionalidad. Si los odian es porque todos los
demás tienen un problema: son antisemitas. Sea lo que sea lo que eso
signifique.
El hecho de que odie a Israel no hace que me caigan bien los palestinos aunque sean víctimas. No me gustan las costumbres
medievales y la misoginia que suele ir junto a los musulmanes. Comprendo su dolor y su odio pero el hecho de educar
a sus hijos en la violencia y adorar a terroristas suicidas no me crea simpatía
por ellos. Lo entiendo pero no lo apruebo ni lo justifico. Porque al fin y al
cabo eso es lo que odio de Israel.
La espiral del odio es tan grande que hacen que se odien a si mismos
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